
✔️ Los peligros de los vapeadores de miles de caladas: exceso de nicotina y normativa TPD.
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Los peligros de los vapeadores de miles de caladas
En los últimos años, los vapeadores desechables de miles de caladas se han vuelto muy populares. Sin embargo, en la práctica esconden riesgos serios. No solo por la cantidad de caladas, sino porque en muchos casos contienen más nicotina de lo declarado en la caja.
En Irlanda, la HSE (Health Service Executive) detectó productos que superaban el límite legal de 20 mg/ml y llegaban a tener entre 24 y 30 mg/ml. Incluso había algunos vendidos como “0% nicotina” que en realidad tenían casi 19 mg/ml (thejournal.ie).
En el Reino Unido, una investigación de Trading Standards analizó 76 vapes vendidos como libres de nicotina. El resultado fue que 13,2 % sí contenían nicotina, en dosis equivalentes a un paquete entero de cigarrillos . Además, en Ipswich se incautaron miles de dispositivos ilegales con exceso de nicotina (BBC).
Otro caso llamativo ocurrió en Lincolnshire (Inglaterra): allí confiscaron “super vapes” con hasta 30 ml de líquido (cuando el límite legal es mucho menor) y con nicotina equivalente a 375 cigarrillos king-size (BBC).
En la Unión Europea, la normativa que regula estos dispositivos se llama Directiva de Productos del Tabaco (TPD). Entre otras cosas, establece que los cartuchos no pueden superar los 2 ml de capacidad y que la concentración máxima de nicotina es 20 mg/ml. Sin embargo, muchos de estos vapers de miles de caladas incumplen directamente esas reglas, entrando en el mercado negro o en canales poco controlados.
Los vapers de gran tamaño son peligrosos porque esconden más nicotina de lo declarado, superan los límites legales y encima resultan muy atractivos para jóvenes por sus sabores y diseños llamativos.
Un tema de especial preocupación es que algunos de estos dispositivos contienen una cantidad de nicotina equivalente a 375 cigarrillos de tabaco, lo que significa que una sola unidad puede exponer al usuario a un nivel de nicotina extremadamente alto, aumentando el riesgo de adicción grave y efectos negativos para la salud cardiovascular y respiratoria.
Además, existe un peligro significativo de que estos dispositivos lleguen a menores de edad. La combinación de sabores atractivos, diseños llamativos y facilidad de acceso puede fomentar el consumo temprano, iniciando la adicción a la nicotina desde edades tempranas y aumentando la probabilidad de problemas de salud a medio plazo.
Cuando todo esto se combina con bebidas energéticas y alcohol, estamos ante una bomba de relojería que puede estallar en tan solo uno o dos años. La nicotina ya es un potente estimulante del sistema nervioso; la cafeína y la taurina (presentes en muchas bebidas energéticas) también lo son. En cambio, el alcohol actúa como depresor del sistema nervioso central y periférico. Imagina conducir un coche y pisar el freno y el acelerador al mismo tiempo: el motor sufre, las piezas se desgastan rápido y el vehículo se vuelve peligroso.
Si alguien vapeara dosis altas de nicotina y al mismo tiempo tomara bebidas energéticas con cafeína , taurina y alcohol. Su cuerpo recibiría señales contradictorias constantes: estímulo exagerado por un lado y depresión por otro, lo que puede generar insomnio crónico, ansiedad, palpitaciones persistentes, fallos en la regulación del ritmo cardíaco, alteraciones en la presión arterial… todo esto se empieza a notar en menos de un año si el consumo es frecuente.
Además, con alcohol de por medio, estas sustancias pierden parte del control: el juicio se afecta, la tolerancia disminuye, y el riesgo de daños físicos (al corazón, al hígado, al sistema nervioso) y mentales (trastornos de ánimo, ansiedad, deterioro cognitivo) se eleva muchísimo. No es una exageración: esa mezcla es como correr sin frenos...
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